domingo, 14 de septiembre de 2008

2-6 1-6 (Tremendo Varapalo)

Partido jugado hace unas semanas. Hoy habría que empezar a hablar del final. De las derrotas se aprende más que de las victorias. Sin embargo no es fácil asimilar los errores y menos un día como hoy. ¿Y por qué digo eso?. Porque hoy es de esos días que ya has perdido el partido antes de jugarlo. Cuando la cabeza no está en su sitio, no hay nada que hacer.
En cuanto a juego el partido se presenta igualado. Los dos parecemos tener niveles parecidos. Pero nada más lejos de la realidad. Primera lección. Mi rival, que es zurdo, tiene un juego bastante sólido desde el fondo. Empiezo a subir a la red y también se defiende bien. Sobretodo domina el passing hacia mi revés, ya sea cruzado o paralelo. Los juegos se suceden, en los que saco yo muy igualados, en los que saca el más decantados a su favor. En un momento del partido encuentro un agujero por donde atacar. Las bolas altas a la derecha no las coge bien, las lifta demasiado y se le quedan en la red. Intento atacar esa debilidad pero no ando fino y no puedo ajustar bien las bolas. Al perder el primer set me vengo abajo y cae la paliza. Como nos queda tiempo jugamos un tercer set que voy dominando 5-3 y acabo perdiendo 5-7. Está claro que no es mi día. Las piernas no me van. La cabeza está pensando en otras cosas, en problemas de la vida, en otras derrotas de otros frentes. Pensamientos negativos que te llevan inexorablemente a más pensamientos negativos. La pescadilla que se muerde la cola.