viernes, 1 de junio de 2018

Borg - McEnroe

El juego interior del tenis. En este blog comenté algo sobre el libro con ese tíulo que un día me encontró en la biblioteca del INEF en Madrid. Hace tiempo de eso, unos 10 u 11 años creo recordar. Ayer me ocurrió lo mismo con la película Borg-McEnroe.

Tenía noticias de su estreno en octubre del año pasado, pero por razones que desconozco, se ha estrenado estos días, creo. Ayer supe que estaba en cartel y tres horas después de conocer la noticia, estaba sentado en la butaca del cine observando anuncios que cada día me parecen más de Disney y esperando con expectación el comienzo de la película.

Pensando ahora la forma en como la película apareció en mi vida, me lleva al recuerdo de otro libro, El mundo de Sofía. Un personaje del libro le decía a Sofía que para ser filósofo hay que dejarse soprender por cada hecho de la vida como si fuese la primera vez que ocurre. Viene a ser como la mirada del principiante de la que habla Jon Kabat-Zinn cuando describe las 7 actitudes del "meditador". El conejo salió de la chistera.

Las dos últimas películas que he visto abordan en el fondo lo mismo: la ansiedad, el stress, la tensión. Y esas películas parecen tan diferentes como iguales. Diferentes en la forma, iguales en el fondo. Las dos comienzan con una escena de alta tensión, las dos acaban con escenas donde se libera esa tensión. Tensión-relajación-tensión-relajación...ha comenzado el partido.

No hay dos partidos de tenis iguales. Quizás esa es una de las cosas que me enganchó de este apasionante deporte. Como en la vida, no hay dos momentos iguales. De hecho la película comienza con una cita de otro tenista, André Aggasi, que quizás está sacado de su libro autobiográfico Open, en la que compara un partido de tenis a un reflejo del aquí y el ahora, al momento, a la vida.

Y la vida se manifiesta en el partido que se juega. Se manifiesta de dos maneras aparentemente opuestas, control frente agresividad, aunque en el fondo el hilo energético conductor es el mismo, el miedo. Miedo a la incertidumbre, miedo a perder, miedo al miedo. Uno lo observa y decide, otro reacciona y se lo quita de encima.

¿Quien gana? El resultado lo teneis en la película.

Lo que yo gané fueron bonitos momentos de tensión y relajación, los que me sigue regalando el tenis.

¿O debería decir "el aquí y el ahora"?