viernes, 6 de febrero de 2009

La clave (4-6 1-6)

3 meses sin escribir en el blog. Se podría pensar que el pesimismo, la mala racha de partidos, los mismos errores, las mismas sensaciones negativas y las mismas derrotas me quitaron las ganas de comentar los partidos. Y sí, en parte es cierto. Aunque también es cierto que desde el 2 de noviembre sólo había jugado hasta hoy un partido. Y sí señores, sí. Con victoria. Sufrida victoria, pero merecida. Por la lucha, por la fe, por las ganas de ganar, por el deseo de acabar con la mala racha. Por cerrar una puerta y abrir unas cuántas más. A pesar de esa victoria me quedé sin fuerza para escribir una línea. En resumen fue un partido disputado, en el que perdí el primer set facilmente, cometiendo muchos errores. El segundo set jugué más seguro, más confiado, subiendo a la red y empatando finalmente el partido. El tercer set fue de nervios, de fallos. No pudimos acabar el partido con 4-4 en el tercero. Otro día, jugamos de noche, con frío, en unas condiciones completamente opuestas al día del partido. Acabé ganando 6-4, jugando traquilo, esperando el fallo del rival. Me contagié del ambiente polar, y me convertí aquella noche en el espía que surgió del frío, agazapado, esperando mi momento. El momento del reencuentro, el momento de la satisfacción. Del disfrute.
Y después de aquel partido que fue a finales de noviembre de 2008, la gente no aparecía para jugar el partido del ranking. Unos lesionados, otros que no aparecían, otros que directamente pasaban de jugar. Yo llevaba unos meses con un problema en la pierna derecha y aproveché la coyuntura para intentar recuperarme. Paré en seco el 19 de diciembre de hacer cualquier deporte (natación, tenis, carrera continúa). Fui al fisio en enero un par de veces. La primera sesión regalo de reyes de mi hermano. Qué mejor regalo que un poco de salud¡¡¡ Gracias brother.
Y esta semana he vuelto a coger la raqueta. Todavía la pierna no está al 100%, pero está mejor que antes ciertamente.

Pues bien, centrándonos en el partido de hoy tenía pocas esperanzas de jugarlo ya que las previsiones meteorológicas eran de nieve. Y se puso a nevar ligeramente pero al final se pudo jugar el partido. Es cierto que no empezó bien el partido antes de empezar a jugar. Primero por una falta de entendimiento no quedó muy claro cuando se iba a jugar. Mi rival me llamó desde la pista preguntándome donde estaba, que estaba en la pista esperando, y yo estaba esperando su llamada para salir a jugar. Al final con este lío quedamos una hora después. Y en el calentamiento, en un momento la red se vino abajo y nos ibamos a quedar sin pista. Por suerte pudimos cambiar la pista gracias a este chico.
Mi duelista le pegaba planísimo, tanto de derecha como de revés. Con muchísima potencia. Primer saque plano y potente. Como curiosidad este chico fue gimnasta y jinete. Estaba físicamente cuadrado. Empiezo sacando yo en el partido. Empiezo a remolque el juego, como pasará hasta el juego clave, el que decidirá el partido. Con 0-15 o 0-30 consigo sacar los juegos en los 40-40. Con un saque bastante sólido. Mi rival gana sus juegos o en blanco o con 40-15. Ni que decir tiene que los juegos en los que él saca duran un minuto o dos a lo sumo, mientras los míos están entre los 5-7 minutos por juego. Se me empieza a ver resoplando. Y llegá el juego clave, el séptimo juego, con 3-3 en el marcador. Empiezo el juego con 15-0, 30-0, me pongo por delante por primera vez en todo el partido con mi saque. 30-15, 40-15 y... se lía¡¡¡ Mi rival me dice que no ibamos 40-15, que vamos 30-30. Para que no haya confusiones en los partidos canta el resultado la persona que saca. Yo fui cantando todos los resultados del juego y resulta que me dice que no es ese el resultado. Empieza mi calentamiento de cabeza. Sale humo de mis orejas. Se acuerda que el resultado es 40-15. Pero me come las entrañas que crea que hago trampa. Antes de sacar con 40-15 exploto y le digo que para mi no tiene sentido jugar al tenis para hacer trampas porque lo considero lo más zafio que puede haber. Discutimos sobre el tema y se aclara al final sin malos rollos. Pero...¿qué pasa después? Cometo doble falta. Estoy fuera de bolos. Quemadísimo. Cometo otro error, y otro y otro. A tomar por sac el juego. Mi rival me pide disculpas. El creía que estaba equivocado. Pero que en ningún momento pensó que yo estaba haciendo trampas. Yo le respondo que no pasa nada, que yo mismo me caliento. Yo me fui del partido por una chorrada. A pesar que estuve aguantando con mi saque y forzando el 40-30 con saque de mi contrario en el 4-5, un revés paralelo demasiado arriesgado se me va por el lateral y se me va el set 4-6.
Ya recuperado mentalmente, y vuelto al partido comienzo sacando el seguno set y me rompe el saque. Consigo hacer un contra-break en el segundo juego a pesar del mazazo de empezar perdiendo, poniéndome con un 0-40 y aprovechando sus segundos saques más débiles. Desgraciadamente vuelvo a perder mi saque en el tercer juego. No me entraban los primeros, y empecé a cometer dobles faltas. Empezaba a notar el cansancio. Empecé a meterme en una espiral de errores, y con los primeros saques potentes de mi rival y mi poco acierto con los míos se fue creando un óceano de distancia inalcanzable para mi. Con 1-6 se terminó el partido. Luchado, peleado, trabajado. Buscando soluciones. Pero claramente la falta de ritmo de partidos y el bajo nivel físico y por supuesto el mejor juego de mi rival me llevaron hacia la derrota.

Un derrota que sabe a victoria.
La victoria de volver a disfrutar de nuevo.
De nuevo he vuelto.

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