domingo, 24 de mayo de 2009

6-4 6-3 Me acuerdo...

En homenaje a mi hermano Jaime y al libro que me ha dejado de Georges Perec.

Me acuerdo al despertarme esta mañana de haber soñado pero no recuerdo ahora sobre qué.

Me acuerdo que me sentía cansado.

Me acuerdo que desayuné 3 galletas de 178 kcal cada una y una rebanada de pan con margarina y confitura de fresa recién abierta del Corte Inglés que desconozco su valor energético.

Me acuerdo que me aburre tremendamente afeitarme y más cuando tengo la barba de una semana. Me gusta como me queda la barba pero no me gusta por el calor que da al jugar al tenis.

Me acuerdo que no sabía que camiseta elegir para jugar. Todo lo demás estaba totalmente claro en mi mente.

Me acuerdo que me puse a leer "Me Acuerdo" en el metro y algunos de los me acuerdo de Perec me hicieron gracia. Y me reí.

Me acuerdo que la casa de campo estaba tomada por una competición de mountain bike y en uno de los baños de los vestuarios de tenis pusieron el control antidoping. Fuera de las instalaciones estaba una chica en una bici con rodillo pedaleando mientras hablaba en algún idioma centro-europeo con otro chico.

Me acuerdo que tenía la pista cogida para las 12:30 y a las 12:27 me llegó un mensaje al móvil que decía: "Perdona, llegaré en 3 minutos", pero por lo menos llegó en 8 o 9 minutos mientras yo esperaba en la pista.

Me acuerdo de que gané el sorteo y elegí restar por primera vez en mucho tiempo. Creo que a mi rival le sorprendió mi elección.

Me acuerdo de jugar bien, de cometer pocos errores, de elegir bien las jugadas, de sentirme sin aliento en algún momento del juego y pensar: "no se respirar".

Me acuerdo de esperar "mi momento" y ganar el primer set 6-4.

Me acuerdo de ponerme con 4-1 en el segundo set y sentir a mi rival "tocado". Al final gané 6-3 el segundo set.

Me acuerdo de seguir jugando después y hablar sobre aspectos técnicos del saque y aspectos menos técnicos de los profesores que dan clases en las pistas.

Me acuerdo de haber pesando en irme a duchar pero al ver el día tan bueno que hacía me entraron ganas de correr un rato para soltar los músculos y disfrutar del momento.

Me acuerdo de muchas llamadas perdidas, de algún mensaje y de tener ganas de hablar pero no encontrar ni el momento para hablar ni la persona con la que hablar.

Me acuerdo de ir por un camino cuesta arriba y encontrarme a una persona subida en un monociclo que tuvo que pararse y apoyarse en una valla alta para descansar.

Me acuerdo de las sensaciones que me dan los pinares, de lo mucho que me gustar atravesarlos corriendo entre luces de sol y sombras, de lo agradable que es una ligera brisa de mayo entre los árboles y entre los brazos.

Me acuerdo que pienso en muchas cosas y personas mientras corro por esos caminos arenosos.

Me acuerdo que mis piernas me dolían y me puse a andar. Fue entonces cuando delante de mí pude ver y oir a la gente gritar mientras subían y bajaban por una de las atracciones del parque de atracciones.

Me acuerdo de hacer 100 abdominales y 9 dominadas.

Me acuerdo que el agua de la ducha estaba fría y no era sencillo meterse debajo del chorro pero que una vez te acostumbrabas más agradecías el frío del agua.

Me acuerdo que me llevé una pequeña decepción porque no salieron los planes de la tarde y me fui a leer un rato el libro. El rato se convirtío en mucho tiempo y en piel quemada por el sol.

Me acuerdo que me apeteció ver una película pero las dos que me interesaban empezaban a las 18:10 y 18:15 y yo llegué a las 18:35.

Me acuerdo de sentirme hambriento mientras andaba hacia mi casa.

Me acuerdo de mal ver el partido del Oviedo y el Mallorca B por internet y de ver un penalty de risa que nos dió la victoria, con los comentaristas de la televisión de Baleares abochornados por el favor que nos hizo el árbitro.

Me acuerdo de pensar en escribir sobre el partido de hoy en el blog, pero ahora veo que he escrito más sobre cosas que no son del partido. Eso me hace pensar más todavía.

¿Me acordaré de lo bien que he jugado hoy en el siguiente partido?

Besos, abrazos y saludos. Cada cual se sirva con lo que más necesite.

domingo, 10 de mayo de 2009

3-6 0-6 y 6-3 6-1 Las dos caras de la moneda

Comento aquí dos partidos. Exactamente iguales, pero diametralmente opuestos. El primero perdido contundentemente. El segundo ganado de la misma forma. Con muy poca historia los dos partidos, en dónde la superioridad de un rival sobre otro es la nota dominante. Lo que realmente me parece interesante es esta especie de dualidad blanco y negro que muchas veces aparece en la pista.

Un día te levantas de la cama y todo parece rodado. Otro día todo lo contrario, el universo parece conspirar contra uno. Leyes de Murphy y supersticiones al margen, es un hecho constatado por tenistas aficionados que un día te entra todo y otro día no te sale nada. Se pueden buscar explicaciones al estilo "Spock", interpretaciones freudianas, o seguir rigurosamente paso a paso el método científico, pero creo a mi modesto entender que los tiros van por otro lado.

Recomiendo leer el artículo de Manolo Santana sobre Nadal http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2009/05/07/tenis/1241725751.html que me recomendó mi primer y único amor responsable que ha sido Marta para mi. En uno de los párrafos se dice lo siguiente: "El aficionado a un deporte tan individualista (el más individualista por definición, como el tenis) es un entusiasta del combate. Se trata de algo psicológico muy ligado al sentimiento competitivo. No conozco a un verdadero amante del tenis que no sea un luchador en su vida privada."

Lo primero que me gustaría decir es que también hay otros deportes individualistas, léase golf, gimnasia, atletismo, etc. ¿El más individualista por definición? Me parece un poco excesivo. Pero bueno, el tema que quiero plantear es otro. El tema es que si por definición un aficionado al tenis es un luchador en su vida privada. Y por lo que he visto, he sentido y conozco, creo que me siento completamente identificado con esas palabras, con ese sentimiento.

Se me vienen a la cabeza dos películas hablando de este tema. Una es la trilogía del señor de los anillos y concretamente la tercera entrega, El Retorno del Rey. La otra, una película bastante reciente, El Luchador (The Wrestle). Me aventuraría a predecir que a cualquier aficionado que sienta pasión por el deporte del tenis, sentirá cierta transferencia emocional con estas dos películas. La trilogía del Señor de los anillos, y concretamente la tercera entrega, suelo verla cuando estoy muy tocado. Por muchas veces que la veas, sientes ese sentimiento que todo se termina, pero de lo más profundo de uno mismo, surge esas irracionales ganas de luchar. Aunque todos, y no hay nadie que se libre, ni siquiera Frodo Bolsom, cometemos errores miserables. Sin embargo esos errores forman parte intrínseca de esa lucha sicológica con uno mismo, y al final te lleva inexorablemente a tu objetivo. En la peli "El luchador" ese objetivo se convierte en cruel. Cruel con uno mismo. Porque se es fiel con uno mismo y con su lucha hasta el final. Honesto consigo mismo, el luchador paga un precio.

Nadal paga el precio de ser tan bueno.
Frodo paga el precio de su generosidad.
El luchador paga el precio del camino que ha elegido.

El apasionado del tenis paga el precio por su pasión. Su frustración. Y esa fustración revierte de nuevo en su pasión, como en un ciclo sin fin. Y puedo decir que esto lo veo desde mis sobrinos de 4 y 7 años que juego con ellos al tenis hasta en el número uno del mundo del ranking de tenis masculino, que no deja de decir que tiene que mejorar esto o lo otro.

Me gustaría que opinarais sobre esto. Escribid algún comentario, aunque sólo sean un par de líneas en el blog. Quiero saber lo que sentís con vuestros ojos al leer estas palabras. En noche de luz de luna, noche de pasión. Noche de abrazos perdidos. Noche de agujeros negros que te transportan a pasados que creías olvidados.

Gracias por leerme.
Gracias por sentirme.
I keep on fighting